Teniendo en cuenta la evolución histórica del proceso de integración escolar de las personas con discapacidad, debemos mencionar en primer lugar cual es el conjunto de leyes que respaldan la inclusión educativa.
La ley Federal de Educación y la posterior Ley de Educación Nacional, la Ley de Discapacidad y la adhesión de la República Argentina a la Convención Internacional de Naciones Unidas sobre los Derechos de las personas con Discapacidad.
Es en la propia articulación de estos escenarios en los que interviene el Equipo de Apoyo a la Integración Educativa (EAIE), teniendo como actor principal el maestro integrador). La incumbencia de este equipo queda delimitada por el Ministerio de Salud.
La escuela inclusiva ubica en primer plano el afán de garantizar la permanencia de todos los alumnos/as dentro del sistema educativo para posibilitar una mayor y mejor educación, integración y contexto social, donde la diversidad sea reconocida como un valor humano.
La inclusión escolar debe contar con un apoyo específico de un servicio de educación especial, y es aquí en donde una de las debilidades en este proceso el funcionamiento de la educación común y especial que muchas veces van por carriles paralelos, obstaculizando así la articulación dentro del área educativa y así mismo; con el área de salud. Por este motivo es imprescindible que se instrumenten todos los mecanismos necesarios de coordinación de políticas públicas en este tema específicamente.
El equipo básico se constituye por docentes y profesionales de la salud especializados de acuerdo a las necesidades de cada alumno. Y es aquí donde adquiere un rol protagónico el maestro integrador convirtiéndose en nexo vinculante entre el alumno y el resto del equipo y de la institución educativa, el mismo lleva adelante cotidianamente la tarea de integrar al alumno, coordinar el accionar pedagógico con la maestra del grado, realizar una devolución permanente al equipo directivo de la escuela como así también a los padres del niño que contratan este servicio educativo, convirtiéndose en el conductor de este proceso.
Un ítem muy importante que se plantea en la profesionalización del maestro integrador es su encuadre dentro de un régimen contractual de trabajo, a pesar de que en la educación existe el cargo reconocido en planta funcional del maestro de apoyo a la integración, esto no alcanza para poder resolver la contratación directa de este servicio educativo de los padres de niños con discapacidad; teniendo como resultado que el docente deba indefectiblemente acogerse al monotributo para lograr así cobrar su salario ya que este dinero es reintegrado por las obras sociales de los beneficiarios. Esta situación establece una ambigua situación laboral, dependiendo de la institución en donde se desempeña si declara en su planta docente dicho cargo ya que es la decisión de contar con el maestro de apoyo a la integración según lo defina su PEI (proyecto educativo institucional).
Creemos necesario cumplir con la legislación vigente pero teniendo en cuenta que al intervenir diferentes organismos del Estado es imprescindible su articulación para lograr una verdadera legitimación y profesionalización del rol del maestro integrador.
Mara Fernándes.
Profesora de Educación Especial
Secretaria de Nivel Primario y Educación Especial
SADOP Capital