La lactancia materna es la mejor alimentación posible para los recién nacidos y les proporciona beneficios para la salud y el desarrollo que duran toda la vida; también trae beneficios para las madres como una reducción en el riesgo futuro de cáncer de ovario o mama. Frente a la pandemia que nos atraviesa, no existen motivos para evitarla o interrumpirla, aún en regiones en donde los contagios por Coronavirus sean frecuentes.
Si la madre y su hijo están sanos, para su práctica no se aconseja el uso de barbijo pero sí, que la madre se lave las manos frecuentemente con agua y jabón, en particular antes de tocar al bebé y que limpie y desinfecte regularmente las superficies con las que tome contacto más frecuentemente.
Hasta la actualidad NO existe evidencia concreta sobre la posibilidad de transmisión de la infección de la madre a su hijo a través de su leche, por lo que se aconseja iniciar o sostener la lactancia, aún estando la madre enferma. En este último caso, los numerosos beneficios del contacto piel a piel y de la lactancia en sí misma, superan ampliamente los posibles riesgos de transmisión y enfermedad asociados al virus.
Los recién nacidos de madres sospechosas o confirmadas para COVID-19 pueden permanecer en la misma habitación; de ser posible la cuna debe mantenerse a un distancia de, por los menos, dos metros de la cabecera de la cama materna, salvo durante el período de alimentación.
Estando la madre infectada, deberá usar barbijo en forma permanente y no sólo mientras esté dando leche a su hijo, deberá realizar un aseo constante de manos, en especial antes de la lactancia. En el caso de toser sobre el pecho, se aconseja limpiar la piel de la zona mamaria y aréolas con jabón neutro antes de amamantar. No es necesario practicar sistemáticamente esta limpieza antes de la alimentación si no se ha tosido sobre la zona involucrada.
Si la situación de la madre enferma no permitiera la lactancia, la segunda opción sería la extracción de su leche en forma manual o con un extractor o sacaleches de uso personal, el que luego será higienizado con jabón líquido con posterior enjuagando con agua caliente durante 10 a 15 segundos. Esta leche luego puede ser brindada al bebé por la madre misma o una cuidadora seleccionada.
Más allá del tema alimentario y, de no poder hacerse cargo una madre enferma de su bebé, para el resto de los cuidados, la atención del mismo debería quedar a cargo de un cuidador sano elegido por la familia, quien deberá asistirlo usando un equipo de protección personal (barbijo tipo quirúrgico, antiparras o máscara facial, camisolín y guantes). Se aconseja que el cuidador sea siempre el mismo, menor de 60 años y sin enfermedades crónicas.
Finalmente es necesario conocer que, en general, los niños presentan un riesgo bajo de infección por el Coronavirus y que en los pocos casos de infección confirmada en ellos, en general la enfermedad ha cursado con síntomas leves o sin síntomas.
Si desean completar la información pueden consultar un documento sobre la temática, elaborado por la Organización Mundial de la Salud, en el siguiente link: