La charla tuvo lugar una tarde de agosto en nuestra seccional de Capital; mientras compartimos un café. Habíamos conocido a Irene en el X Encuentro Internacional de Educación Inicial y Preescolar desarrollado en Cuba en julio de 2012, cuando presentó su ponencia “Políticas integrales para la Primera Infancia”. EN el reportaje, desarrolla este tema, en relación con otros países de la región.
SADOP CABA- Hubo un cambio de mirada con respecto a la primera infancia; ahora considerada como una etapa con entidad propia, en relación a la superación de la noción de los niños como objetos de protección; que pasan a considerarse sujetos de derechos; ¿Cómo se desarrolló esa transición?
Irene Konterllnik- Este cambio de mirada tiene que ver con la historia de la infancia, que no existía como tal, es una construcción social de cada sociedad que plantea sus ideas de lo que el niño es, y de lo que no debe ser. Históricamente estaba visto el niño como futuro ciudadano, futuro adulto, o definido por lo que no tenía, como no capaz, no maduro. Esta idea sobre la cual se ha basado la educación, desde que ésta se fue institucionalizando, ha ido evolucionando. Está relacionado con la concepción para la cual el niño es una tabla rasa, que hay que socializarlo, incluirlo en la sociedad, como si no trajera en su organismo ciertas capacidades. Llegamos a una perspectiva de las etapas biológicas del chico, como un ser universal que en todos lados iba a seguir la misma trayectoria. Todo este tipo de corrientes comienzan a ser cuestionadas en la práctica porque empieza a haber un movimiento a favor de la consideración del chico con capacidades, como una persona que trae posibilidades y que puede, a partir de la construcción de relaciones con el otro, agregar algo. Lo anterior era una concepción “adultocéntrica”, en función de un adulto ideal.
Si bien es cierto que la primera infancia es determinante en términos de futuros aprendizajes, esto está cada vez más claro a partir de la neurociencia, y de avances en términos científicos, no entra en contradicción con la idea de un niño que llega a ser considerado con todas sus potencialidades y como alguien que pueda tener capacidades de construir relaciones sociales. Y esto fue un poco lo que dio pie a esta consideración de un niño como sujeto de derechos: todas estas vertientes que empiezan a surgir cuestionando una mirada del niño como objeto. Tuvo su repercusión en la construcción de la convención sobre los derechos del niño de la UNESCO; donde se plantea este paso del niño como objeto de protección, como objeto de educación, a un niño como sujeto de derecho.
SADOP CABA- ¿Qué establece, en líneas generales, la convención sobre los derechos del niño -CDN-?
IK- La convención es un proceso de movilización de la sociedad civil en esta visión de que los niños eran objetos de educación, de protección, siempre eran relaciones de poder bastante desiguales con respecto a los adultos. En 1959 aparecieron los diez principios de la Convención, pero era un acuerdo internacional que no era vinculante para los países; A partir de todo este movimiento, en 1989, las Naciones Unidas la sancionó y esto implicó la ratificación por parte de todos los países del mundo, salvo Estados Unidos. Creo que muchas veces hay una enseñanza retórica en la Convención; lo importante es el paso de esos enunciados a las prácticas.
SADOP- ¿De acuerdo a la Convención, cuál es el rol que cumple el Estado?
IK- La Convención implica básicamente un cambio de relaciones de los adultos en general con los niños; de las instituciones y del Estado, que se supone es el garante de la Convención. Este nuevo relacionamiento implica la modificación, no solamente de comportamientos y actitudes, sino también, en ciertas prácticas institucionales, normativas, es un cambio de relaciones; no significa que el adulto no tiene ciertos saberes que el niño tiene que ir aprendiendo. Por eso también se habla de la progresividad, no en la cuestión de derechos; que están desde que nace, se supone; pero la autonomía para su ejercicio es a medida que va creciendo. Es importante el modo en que esto repercute en las prácticas sociales y aúlicas, pero también en cómo se generan reglas de juego diferentes. De parte del estado, tanto en los ámbitos educativos, de salud; en el ámbito de la protección, que también es importante: cómo se incorpora un niño que es maltratado.
SADOP –Nos interesa conocer tu visión acerca del estado como garante: ¿Existen deudas del estado en la generación de instancias propicias para que la convención se lleve a cabo cabalmente?
IK- Creo que hubo avances importantes. En el tema educativo hay una dimensión que tiene que ver con el financiamiento educativo y algo que es competencia del estado, y está avanzando; hay una serie de instrumentos jurídicos como la ley de educación, que se supone están adecuados a los estándares internacionales. Por otro lado, la asignación universal por hijo también fue un elemento importante en términos de pisos mínimos de derechos para los niños a través del ingreso que reciben sus padres. No quiere decir con eso que hemos cumplido con la Convención, que son valores que la comunidad internacional decide. También se ha sancionado la ley de protección integral de los derechos en 2005, que era una deuda que tenía este país con los chicos porque se estaba regulando con una ley de principios de siglo XX, de 1920, con la ley de Patronato, que era realmente lesiva para los chicos y las familias más pobres. Hubo avances importantes, la desigualdad persiste, lo cual va más allá de la Convención, tiene que ver con el nivel de vida adecuado, que es lo que propende la Convención, tiene que ver con políticas macro, más allá de los niños. Pero creo que el tema de la primera infancia ya se ha puesto en la agenda, está avanzando de a poco. Yo trabajé en UNICEF desde 1990 hasta 2002, y el tema de primera infancia no existía: Unicef estaba más involucrada en temas de salud. Desde ese periodo hasta la actualidad la primera infancia empezó a tener más visibilidad; sabemos que es un proceso y que todavía falta, por ejemplo, más salas de cinco años, pero está en la agenda.
SADOP- ¿Qué significa la indivisibilidad e interdependencia de derechos de los niños?
IK- La Convención plantea la idea de la integralidad e indivisibilidad de derechos. Todos los derechos tienen la misma importancia, no hay un derecho más importante que otro y todos los derechos se vinculan entre sí. Para los niños esto es fundamental, sobre todo para aquellos que dependen más del estado, que son los más vulnerables, porque el tema de la fragmentación atenta contra la posibilidad de acceso.
En Argentina todavía es más una retórica, justamente de lo que se trata es cómo pensar una programación, no solamente en la primera infancia, sino en todos los grupos etarios en una forma integral. ¿Qué es lo integral? Es lo importante; no quiere decir que cada ministerio o cada área de un municipio deje de ser tal, sino empezar a avanzar en forma de planificación, con metas, definiciones de una política; y sobre eso cada área tiene que contribuir desde su especificidad. Acá estamos lejos, en general no hay una política integral, en ninguna provincia que yo conozca se ha trabajado en ese sentido.
SADOP- ¿De qué manera se trabaja la integralidad en la escuela, teniendo en cuenta la diversidad, e intentando mantener una cohesión en objetivos y miradas?
IK- Pensar la integralidad no es un ejercicio fácil. El estado es muy amplio, por ejemplo, a partir de la Ley de Protección integral de Derechos en la Ciudad de Buenos Aires, teóricamente las defensorías tienen que armar Consejos Barriales de infancia, donde todas las instituciones puedan interactuar, plantear las necesidades, hacer una programación; eso no se está haciendo. El caso de la provincia de Buenos Aires también, la reglamentación de la Ley plantea la construcción de Consejos de niñez; se están construyendo, pero después se vacían de sentido porque muchas veces no prosperan. Hay algo desde la política que impide que suceda. Se juegan intereses de grupos, uno tiene que pensar que ese es el juego de la política; y que es un problema.
SADOP- Nos interesa su opinión sobre la situación regional en estas miradas. ¿En qué momento y situación se encuentra Argentina en relación a la región?
Cada país fue armando distintos programas en base a sus necesidades. Chile tiene “Crece contigo”; que se le ha hecho mucha propaganda, lo compró Uruguay, que ahora hace “Uruguay crece contigo”, donde se supone que hay una coordinación. Argentina también tiene programas como Remediar, el de Primeros años, el de los Centros de Primera Infancia que dependen de la Secretaría de Niñez, también iniciativas como Los médicos comunitarios; pero es importante recordar que somos un país federal, esto es una diferencia muy grande con países como Chile y Uruguay. El federalismo no es un tema menor, las jurisdicciones son determinantes porque hay líneas nacionales pero la educación, la salud y la protección a la infancia están descentralizadas. Es un problema de los países federales, hay iniciativas nacionales y provinciales muy interesantes, pero es complicado. En Argentina, es difícil hacer un análisis de todo el país, porque hay algunas políticas nacionales que no se hacen en todas las provincias. De todas maneras creo que se va avanzando en el reconocimiento, en términos de las prestaciones que se van generando. Hay que seguir trabajando en pos de la integralidad, para bajar las políticas a los municipios, que es el lugar más importante.
SADOP: ¿En base a los aspectos acerca de los derechos del niño, cuáles crees que son los factores que los docentes deben tener en cuenta en el aula?
IK- Hay una situación de fragmentación de la educación muy importante, no es lo mismo hablar del docente en ámbitos más carenciados, que en aquellos más acomodados económicamente. Me parece que si bien hay carencias en los dos lados y los chicos son los mismos, es tal la fragmentación, que es muy difícil hablar del docente ideal en la escuela ideal. Hay que pensar el rol del docente en los dos extremos. Hay pautas de consumo y culturales que son dadas en la casa, hay cosas que al docente lo exceden, y que tienen que ver con el núcleo familiar y los valores como la solidaridad, el respeto por el otro, el cuidado.
Muchas veces ocurre que los chicos de Belgrano no ven a los de los barrios del sur; entonces empiezan a segmentarse las prácticas, los juegos. Es muy difícil universalizar un docente ideal; va a depender del contexto, de las presiones que va a recibir de uno u otro lado. Hasta qué punto, y cómo se incluye a la familia, porque la idea es, y más en este tramo etario, una mayor participación de la familia. Muchas veces los esfuerzos que hacen los docentes por enseñar valores se pierden en la casa, si no hay un mediador allí que guíe en todos los sectores sociales. La función del padre es fundamental como mediador entre el chico y el resto, especialmente durante la primera infancia.
Me parece que lo educativo hay que entenderlo en una forma ampliada, más allá de las aulas, hay una responsabilidad del estado que está fallando acá en Capital. También lo educativo tiene que ver con esta fragmentación urbana, hay cada vez una mayor fragmentación y no hay intercambio entre unos niños y otros, y cuando se miran, se ven como una amenaza. Más allá de lo que la escuela pueda hacer, que es muy importante, la escuela puede fomentar intercambios, visitas a otras escuelas, que es también es una actividad educativa porque es empezar a reconocer al otro como un igual, como un otro que es un ciudadano del mismo país en el que vos vivís. Creo que la escuela también puede ayudar a empezar a superar esto, a poder hacer encuentros; a superar lo que muchas veces no puede la economía.