“La función de la Iglesia en estos barrios es tratar de tender puentes”

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¿Cuándo llegas  como párroco a la villa y en qué circunstancias?

En 2008 falleció el Padre Rodolfo Ricciardelli, que fue el primer cura párroco aquí. La parroquia Santa María Madre del Pueblo,  fue creada en el año 1975 cuando llegan él y el Padre Bernazza unos años antes.

El Padre Rodolfo fue el cura de siempre en este barrio junto a Bernazza y otros que lo fueron acompañando. Cuando Ricciardelli falleció, el por entonces Cardenal Bergoglio, me pidió si podía asumir la parroquia. Llegué acá, a la villa del Bajo Flores, también conocida como Villa 1-11-14, en el año 2009.

¿Cómo surge el proyecto de la escuela secundaria?

Te diría que el proyecto de la escuela es un punto de madurez en un proyecto pastoral. Nosotros venimos trabajando con niños y adolescentes con distintas iniciativas. Por ejemplo, tenemos muchos chicos en la catequesis, hemos creado el movimiento infantil “Madres del Pueblo”, donde hacemos eje en los liderazgos positivos e invitamos a los adolescentes del barrio a trabajar por “nuestro barrio”, por Dios y por la Virgen.

En esa mística, la idea es cuidar a los más chicos y es muy hermoso y emocionante ver que adolescentes, jóvenes de nuestro barrio, los domingos a la mañana empiezan a llegar a las 8:30, para preparar las actividades para los niños u otros adolescentes.

El movimiento infantil tiene diferentes sedes, acá en la parroquia, en la Capilla Itatí, en la Capilla Copacabana, en la Capilla San Antonio, en la Capilla San Juan Bautista; en algunos comedores vecinos significativos para el barrio.

¿A qué denominas hacer “eje” en los  liderazgos positivos?

Tenemos unos 450 chicos; al adolescente o joven cuando se le confía una responsabilidad crece y a la vez los más pequeños tienen un modelo al cual seguir. Porque son aquellos que los hacen jugar, que les dan el desayuno, que les dan la charla de catequesis, los llevan de campamento y porque son los chicos de su barrio, que los ven en la semana en otras actividades o se los cruzan en las calles y les dicen “profe”, por ejemplo.

Entonces, es lindo también porque se ve una circularidad en todo el barrio. Distintos sectores del barrio se van uniendo con este movimiento infantil – juvenil.

¿Qué actividades desarrollan, desde este movimiento Infanto-juvenil?

Tenemos variadas actividades. Está la orquesta infantil en Itatí y acá hay una escuela de música y apoyo escolar. En lo deportivo, tenemos el Club Atlético Madre del Pueblo, que es el club de nuestro barrio, al que van 1.500 chicos más o menos, a hacer actividades deportivas.

Tenemos fútbol. Hay 4 tiras (serían 4 sectores del barrio) que juegan en la FEFI (Federación de Fútbol Infantil) y hacemos de locales en San Lorenzo.

Las chicas, por su parte, juegan al jockey, las llamamos “Las leonas del Bajo Flores”.

Tenemos un grupo de más de 100 chicos, que hacen natación, también en San Lorenzo de Almagro, que nos presta el espacio. Y además tenemos handball, básquet, ajedrez, taekwondo, boxeo, patín.

Algunos deportes están en todas las sedes y otros se nuclean en sedes más importantes, como la Cámara del Pueblo, y lo que se trabaja sobre todo allí es una mística de pertenencia.

Obviamente, como son disciplinas y algunos deportes que tienen reglas propias, se necesitan profesores de educación física, gente que es amiga nuestra, conocidos que se suman y así incorporamos también adolescentes y jóvenes de nuestro barrio, que practican esos deportes y que secundan de alguna manera a los “profes”.

Ahí está el eje de la pertenencia: pertenecer a un club, transpirar la camiseta, defenderla; siempre hay como un tercer tiempo después de los entrenamientos, donde se trabajan los valores que se desprenden de lo deportivo: la solidaridad, el trabajo en equipo, la lealtad, la paciencia para el resultado. Se trabajan un montón de aspectos, pero sobre todo la pertenencia, ya que el adolescente la busca, busca liderazgos por naturaleza; sale de su casa y busca otras raíces, lo cual está bien, es propio de la edad. Eso ayuda con el tema de los liderazgos positivos.

El problema es que en un barrio como en el que estamos a veces el lugar de pertenencia puede ser una esquina y a veces éstas tienen sus problemas, como el consumo y otras ofertas del mundo adulto no sano, que pueden captar a los chicos para cosas no buenas. Entonces, hay que dar pertenencias positivas.

¿Qué es lo que en su tarea cotidiana con la comunidad vislumbraron para avanzar con el proyecto de la escuela secundaria?

Nosotros notamos que había o hay un problema importante en el 1° y 2° año de la escuela secundaria, donde muchos chicos dejan la escuela o les cuesta continuar y también una falta de vacantes. Entonces, nuestro estilo de trabajo fue marcar una falencia, algo en lo que tiene que intervenirse de otra manera, pero también hacer un aporte.

En este caso nuestro aporte fue hacer esta escuela secundaria, desde la cual también queremos mandar un mensaje positivo al barrio. Queremos transmitir que “es necesario estudiar”, que “es valioso el ámbito de la escuela para forjar un futuro”. Así, también estás mandando un mensaje al barrio, que se multiplica.

Estuvimos recorriendo con vos el edificio de la escuela y la obra ya está por culminar; la pregunta obligada es ¿cómo lograron concretar y avanzar tan rápidamente en el proyecto, sobretodo en cuanto a la infraestructura?

Pudimos hacer el edificio gracias al gesto solidario de cuaresma de la Arquidiócesis de Buenos Aires, a fondos del Arzobispado, a fondos de parroquias que nos fueron ayudando. Por eso sentimos a esta obra como una obra de la Iglesia de Buenos Aires y no solo nuestra.

También hay particulares que se fueron sumando. Hay gente que fue muy generosa y aportó dinero para la construcción y que no pidió nada a cambio, que fue muy silenciosa en su aporte pero ayudó mucho.

También es importante dejar en claro que la Villa del Bajo Flores tiene mucha riqueza, que es la capacidad de trabajo y el deseo de sacar a la familia adelante mediante el trabajo.

Lo más lindo del proyecto fue que se hizo con obreros de nuestro barrio. Se busca combinar calidad y austeridad, por eso fue construido por trabajadores de aquí, gente de cultura popular; así que en eso estamos muy contentos también.

¿Cómo es el ingreso de los chicos a la escuela, pagan una cuota, es gratuita?

Esta es una escuela de cuota cero. No se cobra nada. Tenemos el aporte estatal del 100% y después, para otros gastos, se busca la asistencia de personas, instituciones o sindicatos que nos puedan dar una mano.

En este caso, SADOP nos dio una mano con el tema de infraestructura, para armar lo que sería la secretaría de la escuela (insumos y computadoras) y así salimos a buscar para los recursos que no tienen aportes. Por ahora nos vamos arreglando bien.

El proyecto pedagógico de la escuela ¿cómo aborda el tema de la calidad educativa?

Nosotros, frente a la propuesta de la Nueva Escuela Secundaria, ya desde el vamos hicimos nuestros proyectos educativos, haciendo eje en tener en cuenta al protagonista de esta escuela, que son los adolescentes que vienen aquí y sus familias, el respeto por la cultura popular latinoamericana con todos sus valores, para que dentro del proyecto educativo eso de alguna manera se ponga de realce y se manifieste.

Después pensamos específicamente en dos materias que propusimos y que han sido aprobadas en la currícula: Una es “Expresión oral y escrita”, para fortalecer el área de lo que sería lengua y literatura, porque veíamos que era importante para los chicos el acentuar esto de la expresión, sobre todo porque los primeros alumnos que tomamos hacía un año o año y medio que no iban a la escuela, entonces reforzar eso nos parecía importante.

Tomamos chicos entre los 13 y 16 años para este primer año, que es una escuela de 5 años.

Además es un bachiller con orientación en comunicación y la expresión oral y escrita es clave para la especialidad que queremos darle a nuestra escuela.  

La otra materia que incorporamos es “Educación para la Salud”, que también nos pareció importante para trabajar distintas cuestiones, como el tema de la sexualidad, el tema de las adicciones, de los accidentes que pueden darse en la casa. Distintos temas que hacen a la salud en general.

Esta es una escuela que me parece que en ese sentido nos da una oportunidad linda, de ir variando en el abordaje para trabajar este tema de la inclusión y de la calidad de vida y entonces no se puede tener un formato muy estático, sino que tiene que darse con dinámica.

Por eso nosotros trabajamos el tema del contra-turno: Los chicos se quedan a almorzar tres veces por semana y las otras dos tienen educación física y pileta, que la hacen en San Lorenzo.

Las otras tres tardes se quedan aquí y tienen un apoyo escolar con una tutoría que hacemos con la gente de la Universidad Católica. Crearon un seminario de carácter obligatorio, con un programa de compromiso social en la villa.

Casi cada alumno nuestro tiene un estudiante de la universidad que está acompañando en los trabajos que los docentes, junto con el equipo de conducción, preparan para esas tardes. No es sólo repasar la carpeta, sino que son trabajos específicos. Y los chicos, si bien no tiene todavía un carácter obligatorio, vienen todos.

Los papás lo aceptan bastante, aunque un desafío de nuestro barrio es que a veces los niños pasan de la niñez al mundo adulto y la etapa de la adolescencia se saltea por distintas cuestiones. A veces los chicos se hacen cargo de responsabilidades que son más de los adultos, como por ejemplo cuidar a un hermanito.

¿Cuál es el análisis que haces de esto de pasar de la niñez al mundo adulto tan prematuramente?

Esto se da, no porque los padres lo quieran hacer, sino que están trabajando y por ahí la atención en el diálogo con el papá es decir “dejá que tu chico venga a este espacio de la tarde, porque es bueno para él” y hay que reajustar cómo hacer con los nenitos mientras los papás trabajan.

Nosotros, como tratamos de mirar la integralidad de la situación del chico y de su familia, por ejemplo en el edificio tenemos un jardín comunitario y algunos hermanitos de nuestros alumnos vienen o van al jardín maternal que está cerca de acá.

Le damos cierta prioridad porque la idea no es acompañar sólo al chico, sino a la familia entera. Si hay algún familiar que tiene problemas con las drogas, nosotros tenemos el programa del Hogar de Cristo y lo abordamos desde ese espacio.

La idea de que la escuela sea parroquial para nosotros es que sea bien familiar; o sea, que se acompañe a la familia en todo lo que se deje acompañar; porque pretender que “un chico te rinda en el aula”, entre comillas, si no acompañas ciertas situaciones familiares, es un poco complicado.

Pensaba qué importante es el rol del docente a la hora del acompañamiento al alumno, que como marca el proyecto de la escuela no se escinde del de su familia ni del contexto barrial. ¿Qué perfil docente tiene o convoca el proyecto pedagógico?

Los docentes se dedican al trabajo en el aula, sobre todo con los chicos, en preparar los contra-turnos y a veces también hacemos grupos separados en dos aulas y se trabaja en distintos niveles también.

Entonces, la principal dedicación que nosotros les pedimos a los docentes es esa, también con el límite con que tiene que trabajar el docente, que a veces tiene que estar en varios colegios.

En la relación con la familia, con la parroquia, con el barrio está más a cargo el equipo de conducción y el gabinete psicopedagógico, que pueden estar más horas en el colegio y en el barrio. Hay personas que son del barrio también trabajando en nuestro colegio, lo cual allana mucho.

¿Los alumnos que ingresaron en 2014 y los que ingresarán en 2015 son alumnos de la escuela primaria o también de otras escuelas de la zona?

Son 29 chicos los que ingresaron en 2014 a primer año, provienen en su mayoría de la escuela primaria y otros son repetidores provenientes de otras escuelas secundarias.

¿Existen la cantidad de establecimientos escolares ya sea de gestión pública o privada para cubrir las demandas de la población infantil y juvenil del Barrio?

Sí, hay escuelas. Hay escuelas de nivel inicial, de nivel primario y hay una escuela de nivel secundario cerca de acá. Lo que sucede es que hay insuficientes vacantes para los chicos, sobre todo del nivel inicial y de primer grado, que es donde más cuesta conseguir vacantes. 

Hay que pensar que la villa del Bajo Flores no escapa a lo que son las realidades de las villas de la ciudad, donde el 43% de sus habitantes tiene menos de 17 años y el 60% tiene menos de 25 años. O sea, hay un caudal de niños y adolescentes muy importante y entonces a veces los recursos de escuelas, si bien hay y se han hecho algunas, todavía son insuficientes por momentos.

¿Hubo cambios en el barrio a partir del centro de acceso a la justicia? ¿Cuál es la mirada que vos le das a esta cuestión? Porque vos planteas que el conjunto de la comunidad de la parroquia intenta buscar medios que también rompan el ámbito de la escuela para incluir desde lo cotidiano.

El centro de acceso a la justicia surgió por un pedido mío en concreto al ministerio en su momento. Hice una nota pidiendo la apertura de un centro de acceso a la justicia, que ya habían pedido para el barrio Carrillo y lo que ha hecho muy bien el Ministerio, fue replicar eso en varios lugares de la ciudad de Buenos Aires y del interior del país.

La Iglesia tiene como función en estos barrios tratar de tender puentes y hacer descubrir por ahí a los funcionarios de los distintos poderes políticos, que el rival a vencer es la exclusión social grave</strong>; que las pulseadas políticas de otros lugares no hay que trasladarlas sin más acá.

Lo primero que hay que mirar es la gran cantidad de niños y adolescentes que tenemos fundamentalmente y trabajar por ellos.

Entonces, el centro de acceso a la justicia fue lo primero que llegó del Estado Nacional aquí y ha hecho mucho bien y el estado en el territorio reconoce ciudadanía; ve más en concreto los problemas y es por eso que ellos articularon con otras áreas del mismo ministerio o con otras áreas de otras agencias del estado.

Entonces, por ejemplo, hoy acá, en la parroquia, tenemos funcionando, una oficina del RENAPER para hacer documentación, otra de ANSES, también vienen funcionarios de migraciones y así fueron sumándose otras áreas, tanto del Gobierno nacional como del gobierno de la Ciudad.

Acá me parece que lo importante es que el estado haga pie en el territorio para quedarse, reconociendo de esa manera ciudadanía, sujetos de derecho, como otros habitantes de la ciudad. Fue positivo.

Según tu opinión ¿Cómo se ponen en escena los conceptos de inclusión, de solidaridad, de asistencialismo y el de justicia social, cargados de contenido, en un lugar con tantas necesidades, con tan baja reparación como en el Bajo Flores y específicamente en la 1-11-14?

Estar en este lugar te pide respuestas lo más concretas posibles y las ideas tocan realidad rápidamente y entonces o se encarnan o se descartan de alguna manera, porque el principio de realidad es el que rige y es superior a la idea.

Me parece que si vos sacas la realidad, te golpea la puerta por distintos lados. Y además es un lugar muy fecundo, porque la gente responde, se suma.

La gente del Bajo Flores aprovecha las oportunidades que se le dan y tienen la mentalidad de querer sacar a su familia adelante. Uno dice “¡Cómo crece ediliciamente la villa!” Y sí, no se quedó en la chapa y la madera. Se construye para cobijar a los hijos, a los nietos, para abrir un horizonte a la familia.

Y algunas cosas que se padecen en el Bajo Flores también son por la ausencia de muchos años del estado. Ahora el estado empieza a estar más presente y hay que reconocerlo como algo positivo. Tanto el gobierno nacional como el gobierno de la ciudad tienen una presencia más significativa y esperamos que siga creciendo.

En función de lo que venís sosteniendo, ¿Cuáles serían los principales desafíos hacia el futuro, tanto para el barrio como para la escuela?

La escuela del barrio es el eje de la integración, cómo integrar estos barrios tan populares al todo de la ciudad.

En alguna época se habló de erradicar las villas, concepto con el que estamos totalmente en desacuerdo. Después se habla, con más fuerza incluso hoy, de la urbanización, lo cual es una mirada positiva pero incompleta a nuestro juicio, porque es lo que la villa recibe de la ciudad. 

Para nosotros hablar de integración urbana es hablar de una cultura de encuentro. En este lugar reside la cultura popular latinoamericana, que tiene muchas riquezas que ya le aportan a la ciudad y, potencialmente, le pueden aportar mucho más.

Ya le aporta trabajadores de la construcción, personal doméstico, personal para el cuidado de personas, personal de limpieza, de mantenimiento, manejo de transporte público, recolección de residuos, que son los trabajos más frecuentes de la gente que vive en las villas de la ciudad de Buenos Aires. Aporta una masa de trabajadores importante.

Después potencialmente algunos sectores de la ciudad están envejeciendo y aquí hay una fuerza joven importante, que sería importante hacerle lugar y despertarle las potencialidades que tienen.

Además hay muchos valores en la cultura popular latinoamericana que merecen ser escuchados, respetados e integrados y también tiene sus disvalores, como tienen todas las culturas.

Ese me parece que es el desafío más importante y es eso a lo que el Papa llama “la cultura del encuentro”, “romper las barreras del miedo o del prejuicio”.

Decís que “la realidad te golpea la puerta” y la realidad también se transmite a través de los medios. ¿Qué sentís vos que transitas y compartís todos los días con la gente que vive en la villa 1-1114, cuando la ecuación primera, frente a cualquier cuestión de violencia, es villa = drogadicción = delincuencia?

Uno reconoce los problemas que hay. En nuestro barrio hay problemas que son objetivos y hay algo que no permite estar aquí y ser ingenuo de las cosas que pasan. Pero nosotros siempre que tenemos oportunidad, tratamos de mostrar todo lo otro que no se ve: hacemos un trabajo de hormiga para mostrar eso.

Pero bueno, confiamos en el sembrar, sembrar y sembrar y de hecho por eso tomo esta entrevista también, con la idea de sembrar que hay otras cosas en las villas de Buenos Aires que son muy ricas, muy lindas y también mayoritarias

En función de esto que nos decís del “sembrar”, ¿Cómo ves la escuela este año, ya con un primer y segundo año? ¿Hay nuevos proyectos?

En 2014 empezamos esta obra en septiembre, así que la gente venía a anotarse en diciembre, detrás de una mampara que estaba cubriendo la obra inicial, que era la del jardín comunitario que está abajo y entonces nosotros le decíamos a la gente que se iba a abrir una escuela y que abajo iba a funcionar el primer año para el año siguiente, para marzo. Tenían que confiar en que ahí iba a haber una escuela. En ese sentido, este año fue más linda y más fácil la inscripción.

También hay proyectos nuevos, como por ejemplo que la escuela salga al barrio y de hecho lo está haciendo, a través de las actividades que la parroquia tiene, con proyectos de lectura, donde los chicos de la escuela secundaria van a leerle cuentos a los chicos del nivel inicial y proyectos solidarios trabajando con nuestro centro de abuelos.

El día de la primavera se hizo un festejo con los chicos del Hogar de Cristo que se están recuperando, que algunos son familiares de ellos y entonces es un espacio también de encuentro e integración.

Otro proyecto es hacer un mapa del Bajo Flores, de las cosas buenas y lindas que hay en el Bajo Flores, que esto ya se empezó a realizar, para transmitir esperanzas.

¿Qué cualidades y /o características deben resaltar en los docentes de esta escuela en crecimiento? 

El equipo docente que se está formando es un equipo muy lindo.

Yo lo que trato de descubrir cuando hacemos una entrevista inicial es si me da que es buena persona, que tiene buen corazón, si se entusiasma con el proyecto, ya que me parece que tiene bastante claridad y que va a exigirle al docente un plus de sacrificio y de entrega.

Creo que es un proyecto que toca las fibras docentes, la vocación docente.

Todos podemos de alguna manera perder el eje por el cual abrazamos una vocación. Todos y un cura también.

Este proyecto pastoral educativo toca una fibra de lo que es la vocación docente y eso es lo que suscita también el entusiasmo y la puesta en marcha.

Nos gustaría que además el docente tuviera una mirada del conjunto  y ver que si un chico se cae de la escuela ¿qué puede pasar? Que no se cae del proyecto general digamos, porque “hay revancha” y pasa a otro estadío, a otro tipo de acompañamiento para volver a la escuela.

¿Cómo imaginas a esta primera camada de alumnos que egresen de la escuela Madre del Pueblo?

Tengo una hermosa expectativa de que van a tener mucha fuerza, mucha potencialidad y de que van a saber comunicar, porque ese es el objetivo, en el lenguaje de cultura popular lo que pasa aquí, en el Bajo Flores y la lucha y la dignidad de la gente de aquí. Que van a tener esa capacidad y esas herramientas para hacerlo.

Después, uno siempre está abierto a sorpresas lindas.

 

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