“El abuso de poder trae grandes consecuencias en la salud psíquica y física del trabajador”

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-¿Qué es la Violencia Laboral? ¿Qué alcances tiene?

            -Para hacer una conceptualización, hay que decir que en cualquier relación de trabajo, cuando alguna de las partes ejerce o abusa del poder con una finalidad concreta de someter o destruir a un trabajador, esto es considerado Violencia Laboral. El abuso de poder trae grandes consecuencias en la salud psíquica y física del trabajador. Además, conlleva consecuencias grandes en su entorno social, familiar y de relaciones. Entonces, la Violencia Laboral es el abuso de poder con la finalidad concreta de excluir o someter, afectando la dignidad de la persona que la padece.

             -¿De qué maneras se puede dar la Violencia Laboral?

            -Se manifiesta, fundamentalmente, de tres maneras. La primera tiene afectación en todas: la violencia psicológica o –como se suele llamar– el acoso psicológico. Otra forma de abuso de poder es el acoso sexual. Y la tercera es la agresión física. Lamentablemente, los trabajadores, varones y mujeres, padecen Violencia Laboral. Hay sectores más vulnerables, tal vez por la exposición o por cuestiones organizacionales. Por ejemplo, en instituciones que son mucho más cerradas y con menos participación de los trabajadores, seguramente va a haber más violencia que en organizaciones más abiertas.

             -¿Hay profesiones o sectores más críticos?

            -Hemos detectado que el sector salud es uno de los que más fuerte la padece; la seguridad, por toda la connotación cultural que conlleva. También el sector educativo, y fundamentalmente los de servicios.

             -¿Cómo llegar a identificar esa situación antes de que tenga consecuencias graves?

            -Lo primero a lo que hay que estar atento es a las situaciones de aislamiento. El trabajador empieza a considerarse aislado, y tiene un sentimiento muy fuerte de culpabilidad. En una situación laboral que venía bien, de repente algo pasó, se cortó, y ahora se da una ruptura comunicacional. Aquí hay que empezar a estar atentos.

             -¿Qué acciones lleva a cabo la Oficina  para que los trabajadores reconozcan que están padeciendo esta situación laboral?

            -Lo primero que hacemos es trabajar en la prevención y en la difusión. Somos concientes de que la problemática es tan grave que solos no podemos. Hay que articular con todos los sectores sociales para hacerle frente por la gravedad que puede causar, como llevar a una persona a la muerte. Además de difundir, trabajamos en la atención. También estamos empezando a trabajar en la investigación, para ver si lo que nos pasa como país, es lo mismo que pasa en otros lados. No hay datos en Argentina, somos los primeros en recopilar algunos informes ciertos, junto a otros actores sociales. Además, queremos que haya una política pública fuerte. Estamos trabajando en la elaboración de proyectos de ley para poder sancionar realmente al acosador. Si bien tenemos un marco normativo importante, queremos la aplicación de una ley concreta que defina y tipifique la Violencia Laboral.

             -Los Derechos Humanos deben ser un marco importante para sostener la futura ley. ¿Cuáles son los ejes vinculantes?

            -Para nosotros la violencia es un ataque a los Derechos Humanos, porque lo primero que se ataca es la dignidad del trabajador. Esto va a estar marcado en la ley. El derecho a la dignidad y el derecho a la salud son los ejes rectores de todas las acciones que hacemos desde esta Oficina.

             -¿Podría explayarse sobre este tema de afectación de los Derechos Humanos?

            -Sí. La Violencia Laboral afecta fundamentalmente la dignidad, el sentirse personas y sentirse un trabajador. El trabajo va mucho más allá de cumplir un horario. Tiene que ver con el proyecto de vida y la construcción de las personas, con su dignidad. Si hay una afectación en la autoestima, en lo que uno cree que vale, seguramente todo ese proyecto de vida se trunca, porque se trasciende el momento en que se padece la violencia. Si no se actúa rápidamente, esa persona no va a poder volver a involucrarse en el mercado laboral. También sus relaciones humanas se van a deteriorar, y, fundamentalmente, el Derecho a la Salud se termina, porque no habrá un trabajador social. Después, un trabajador que es despedido, que se queda sin obra social y sin empleo, difícilmente pueda hacerse cargo de esta problemática. Por eso lo consideramos un Derecho Humano fundamental. Por otro lado, está declarado en un conjunto de normas y convenios internacionales a los que Argentina ha subscripto. Desde esos aspectos hay que combatir la violencia, y se le debe hacer frente a través de acciones inmediatas y específicas. Por eso creemos que hay una vulneración muy grande en el Derecho Humano a trabajar con dignidad. En realidad, a vivir con dignidad.

            -Metiéndonos en el trabajo docente, ¿cuáles son los casos de violencia más comunes en el ámbito escolar?

            -Es un lugar complicado, sobre todo porque hay una cuestión cultural que hace difícil entender el tipo de relación de trabajo, ya no tan verticalista, sino más horizontal. Además, tienen otros problemas: los docentes tienen que ejercer cierto tipo de rigidez en cuanto a saber cómo hacer sus peticiones y cómo tratar de trabajar. En algunos distritos es muy difícil porque además está la cuestión de la inspección, que también tiene que conocer el tema de la Violencia Laboral como una afectación a la salud. Tienen doble posición: por un lado un sistema armado, en donde es muy difícil hacer una presentación de la denuncia, y muy rígido en cuanto a la autoridad; y por el otro trabajan con poblaciones de muchísimo compromiso, en donde el reclamo es mucho más difícil porque no sólo trabajan con la población educativa sino con padres y con situaciones externas. Por otro lado, está el tema de las horas que cumplen. Para poder tener un buen ingreso, el docente, tal vez, tiene que concurrir a muchas instituciones. Entonces, cuando hace su reclamo, se lo etiqueta de conflictivo: “este es el que tuvo problemas en tal lado o en tal otro”. Entonces, por su complejidad, requiere de un trabajo muchísimo más fuerte. Esta característica no se da solamente en Argentina. Tenemos estudios de muchos países, y el ámbito de la educación es el primer lugar donde se observó que la violencia se ejerce con mayor fuerza. El docente se tiene que concientizar que el ejercicio de derecho de su actividad tiene que ser libre de violencia. También hacia sus propios compañeros que están ingresando, algo que hemos visto mucho.

             -¿Qué particularidades presentan estas situaciones de Violencia Laboral cuando se dan en instituciones privadas?

            -A las instituciones privadas fue más fácil convocarlas. En el ámbito privado lo que pasa con más frecuencia es la exclusión. O sea: “no te adaptaste, te vas”. El sometimiento es desgarrador. Muchas veces hemos podido llamar a audiencias y el problema se ha solucionado con la dirección. Pero también vemos que en las direcciones hay una concepción de la educación muy cerrada a estos nuevos conceptos. Cuesta mucho que entiendan que el docente es un trabajador, que le pasan cosas y que no son objeto del manejo de las propias instituciones. Acomodan la norma a donde más les conviene.

             -Además hay una construcción social muy fuerte alrededor del docente…

            -Por eso es importante que el convenio colectivo incluya esto, y le permita al sindicato abrir su propio espacio. Alivianar, porque si no tengo que ir a hablar con el que, justamente, es más cercano a mi acosador. Entonces la denuncia nunca llega, y empieza el rumor. Y eso es tremendo, porque como el docente concurre a varios institutos, empieza a ser observado, etiquetado, y es muy difícil salir de esa situación. Para esos casos hay que armar alguna estrategia especial.

            -¿La mediatización audiovisual de estos problemas suele tapar la violencia psicológica que se da en las escuelas?

            -Todo el tiempo. Y en realidad es imposible no pensar la violencia psicológica; nada que a un docente le suceda puede no repercutir de ese modo. Porque es una violencia en el alma de la gente que la padece, en su autoestima, en su forma de poder seguir todos los días. Nada de lo que te haga el insulto, el maltrato, decirte que sos un inútil, que no servís, que ya estás viejo, que ya no podés opinar, etc., puede no producir una consecuencia. Eso siempre produce una consecuencia en la dignidad, y, seguramente, una consecuencia psicológica en cómo me pueda llegar a sentir frente a esto concurriendo todos los días a mi lugar de trabajo. En esto, me parece que la participación de los jóvenes es importante, porque son los únicos que van a poder dar el cambio. Escuchar a los niños también es importante.