En la Argentina, el Ataque Cerebrovascular es la primera causa de discapacidad permanente en adultos. Por ello, el control de factores de riesgo como la hipertensión arterial y la adopción de hábitos saludables por parte de la población son fundamentales para prevenir el ACV. Según estimaciones del Ministerio de Salud de la Nación, esta afección provoca unas 14.000 muertes al año y es la primera causa de discapacidad permanente en adultos en nuestro país. Estadísticas al respecto arrojan alarmantes resultados como que “la hipertensión arterial es la principal causa de ACV” y “ocho de cada diez personas que sufren un ACV son hipertensos", pero también hay que destacar que otros factores que influyen son el sobrepeso, la obesidad, el sedentarismo, el consumo de alcohol, drogas y tabaco, al punto de que “los fumadores aumentan cuatro veces el riesgo de tener un ACV". En vistas de que el consumo de sodio eleva la tensión arterial, la reducción en la ingesta diaria de sal es la forma más sencilla de prevenir esta enfermedad. La preocupante cifra de consumo de sodio de los argentinos se estima en 12 gramos diarios por habitante, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no consumir más de 5 gramos diarios. Se requiere una profunda concientización para la disminución del consumo de sal agregada en las comidas y en este sentido, el compromiso de la industria de alimentos para reducir el sodio en los productos procesados es troncal. A tales fines, el Ministerio de Salud de la Nación lanzó una iniciativa de ‘Menos Sal, Más Vida’, generando convenios con representantes de la industria alimentaria. También se han realizado acciones y políticas de promoción de los hábitos saludables, a fin de tener un impacto sanitario importante en la población, relacionado directamente con la problemática del consumo de sodio. Gran parte de las políticas en relación a la reducción de esta afección está relacionada a la información que se brinda a la población, sobretodo acerca de los síntomas que pueden preceder a un ataque cerebral. Preguntas frecuentes -¿Qué es el Ataque Cerebrovascular (ACV)? Es una afección causada por la pérdida de flujo sanguíneo cerebral (isquémico) o por el sangrado (hemorrágico) dentro de la cabeza. El primer tipo de ataque cerebral es el más frecuente y ocurre en el 80% de los casos. Cualquiera de las dos situaciones puede provocar que las neuronas se debiliten o mueran, ya que sin oxígeno las células nerviosas no pueden funcionar. Las partes del cuerpo controladas por las regiones del cerebro afectadas dejan de funcionar. Los efectos de un ataque cerebral suelen ser permanentes, ya que las células cerebrales muertas no se pueden reemplazar. Por medio del reconocimiento temprano de los signos de un ataque cerebral y la búsqueda inmediata de atención médica, se pueden reducir las posibilidades de muerte y discapacidad. -¿Cuáles son los síntomas?
-¿Se puede prevenir o evitar? Sí. Para ello es indispensable conocer los factores de riesgo. Estos representan las condiciones que predisponen a una persona a sufrir un ataque cerebral. -¿Cómo se diagnostica? El diagnóstico se basa en las preguntas que el médico hace al paciente o a su familia, en el examen neurológico y en los estudios complementarios. En las primeras horas, sólo es necesario un análisis de sangre, un electrocardiograma y una tomografía. Un diagnóstico adecuado de la causa del ACV resulta fundamental para poder prevenir un segundo evento, cuya probabilidad de que ocurra es relativamente alta. Para ello, es necesario realizar estudios cerebrales por imágenes (tomografía computada o resonancia magnética), una evaluación de la circulación extra e intracraneal y un análisis de sangre para detectar alteraciones de la coagulación, además de un electrocardiograma y un ecocardiograma para identificar causas originadas en el corazón. -¿Es posible rehabilitarse luego de un ACV? Sí, en la mayoría de los casos los pacientes efectivamente mejoran. Es importante recordar que los efectos de un ataque cerebral son peores inmediatamente después de ocurrido el evento. A partir de entonces, la velocidad y calidad de las mejoras dependen de la extensión de la lesión cerebral y del éxito del tratamiento y la rehabilitación. -¿A quiénes afecta y a qué edades con mayor frecuencia? Afecta más a hombres que a mujeres y la máxima frecuencia en Argentina se da entre los 65 y 70 años. Sin embargo, puede ocurrir a cualquier edad, desde el nacimiento hasta las edades más avanzadas. |
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