El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires realizara en los próximos meses las Evaluaciones de Finalización de Estudios Secundarios Buenos Aires (FESBA), de Tercer año de Estudios Secundarios de Buenos Aires(TESBA) y APRENDER que involucran a todos los alumnos de 7 grado, 3 año y 5 año de Secundaria.-
Probablemente en la escuela donde te desempeñas como docente, llegaran estas evaluaciones muy pronto con la descripciones para su implementación, sin embargo en esta oportunidad el desarrollo de esta instancia, tan trascendente para el hecho educativo como es la Evaluación, no tome en cuenta el proceso de aprendizaje que se propone en el grupo de alumnos que acompañas este año, o no tenga en cuenta particularidades propias de tu Comunidad Educativa.-
Estas iniciativas son parte de un concepto que pretende englobarse dentro de palabras simples e inobjetables que se mediatizan a diario como “calidad”, o “transformación” educativa.- Y decimos términos inobjetables, pues quien puede siendo docente, estar en desacuerdo con una Transformación Educativa de Calidad.-
Pero ¿cuál es espíritu que de las Evaluaciones Estandarizadas que pretenden regir los rumbos futuros en materia de Educación Argentina? ¿Es realmente Transformación Educativa de Calidad lo que se intenta conseguir? ¿cuál es el concepto político que se encuentra detrás de las Evaluaciones Estandarizadas que pretenden regir los rumbos futuros en materia de Educación Argentina?
Datos duros, políticas duras.
Debemos empezar diciendo que el presupuesto nacional destinado a políticas públicas educativas se redujo en un 7% con respecto a 2016. Mientras que en 2016 se destinaron $122.819 a este fin, en el 2017 el monto ascendió a $160.155 millones de pesos. Si aplicamos el 40% de inflación (IPC) en 2017, este monto se reduce a $114.397 millones en términos comparativos con el año anterior, es decir un 7% menos. Por otro lado, la participación de educación en el gasto público nacional es de un 6,8%. Esto implica una reducción de un 1% en comparación con la participación del 7,8% que tuvo en 2016.
Resulta pertinente analizar también cómo se ha distribuido la partida presupuestaria destinada a educación, y en este sentido es de destacar que el presupuesto dedicado a la formación docente disminuyó en un 24%, siendo asignados 1.426 millones en el año en curso.
En este contexto, y a lo que este artículo respecta, resulta llamativo el aumento del ítem de evaluación en un 126%. Si tenemos en cuenta, además, que este ya no incluye actividades de relevamiento estadístico de información que absorbían, aproximadamente, la mitad del presupuesto de la dirección nacional desde la que se implementaban también las actividades de evaluación (la ex DINIECE), el presupuesto aumenta cuatro veces.
En nuestra ciudad, el componente educativo en el presupuesto general de la ciudad se redujo en el último año del 22,1% al 18,3%, mientras que por ejemplo se aumenta en un 152,68% el Servicio de la Deuda Publica, siendo CABA, el distrito más rico de la Argentina.
En términos específicos, por ejemplo, la Subsecretaría de Carrera Docente (que tiene a su cargo la carrera docente y la formación laboral, esto es COREAP, Junta de Disciplina, Comisión de Títulos, Comisión Estatutos) pasó de tener en 2016 un presupuesto de $ 171.148.154 (esto es un 0,69% del total del presupuesto del Ministerio) a tener una asignación este año de $ 740.955.267, aumentando un 333% su presupuesto llegando a detentar el 2.28% del presupuesto total.
Por su parte la Formación Docente pasó de tener un presupuesto de $ 979.736.870 en el año 2016 a $ 1.271.889.288 en el año 2017. Si bien en términos generales aumenta el presupuesto (como la inflación y el costo de vida en general) en términos específico se pasó de representar el 3,94% del presupuesto en este ítems formativo, a ser 3,91% del presupuesto de educación, lo que significa una disminución, mínima pero disminución al fin.
Ahora bien, el presupuesto es una herramienta de política gubernamental, mediante la cual se asignan recursos y se determinan gastos, para cubrir los objetivos trazados en los planes de desarrollo económico y social durante un año. Un primer análisis de los números expresados anteriormente, nos lleva a reflexionar que para lograr una mejor calidad educativa, se reduce el presupuesto general para la educación tanto a nivel nacional como jurisdiccional, se desecha la formación docente también bajando su presupuesto, y se aumentan las asignaciones presupuestarias para la evaluación y el control. Esto sumado a las subejecuciones presupuestarias, al vaciamiento de programas como Conectar Igualdad, el Plan Nacional de Educación Sexual Integral (ESI), la notable baja en la compra de libros, entre otros, genera un coctel de inoperancia y redireccionalidad de los recursos que no parecieran ir tras la “calidad educativa” tan repetida en boca de actuales funcionarios.
Específicamente en lo que respecta a la Evaluación, en principio queremos dejar en claro que para el SADOP CABA, creemos fundamental esta acción en el proceso de enseñanza /aprendizaje, tanto para el relevamiento de algunos datos, como para la reflexión, valoración y la revisión de las prácticas educativas. Estamos convencidos que la misma debe ser en proceso y en contexto, atendiendo factores demográficos, sociales, culturales y económicos. En educación, el contexto es esencial, es allí donde adquieren significación la enseñanza y los aprendizajes. La preocupación de la diversidad implica necesariamente la preocupación por el contexto.
Así, el esfuerzo fundamental de la homogeneidad (estándares, evaluación estandarizada) es la preocupación por descontextualizar. Una política pública basada en la evaluación descontextualizada, como la que ocurre en algunos sistemas educativos, puede llegar a ser parte del contexto del privilegio.
Esta evaluación descontextualizada nada aporta a la mejora de los procesos de enseñanza y de aprendizaje, ya que los docentes y estudiantes nada tienen que ver con el proceso; son meros datos que sirven para una comparación de dudosa eficacia en términos de derecho social.
La evaluación estandarizada (pruebas nacionales, evaluaciones internacionales, etc.) es una forma de descontextualización educativa que beneficia a ciertos grupos privilegiados y es contradictoria en el marco de sistemas educativos públicos que buscan generar oportunidades, integración e inclusión social y hasta una educación de calidad para iguales.
Decimos entonces que el sentido político de estas propuestas es amplio, y profundo. Se intenta a través de estas evaluaciones estandarizadas, por ejemplo, construir ranking de estudiantes, docentes, escuelas y países, donde se desconocen el carácter de bien público y el derecho social a la educación, que nada tiene que ver con competir, sino más bien con incluir a todos en el derecho a aprender; y tras el discurso de la calidad educativa, se fomenta la meritocracia, se potencia la intervención privada y de negocios en la educación, y se busca estigmatizar al docente para finalmente flexibilizar su situación laboral. Se busca constituir una acción homogeneizante, desconociendo la heterogeneidad de alumnos y escuelas, poniendo en el lugar de responsables de los resultados a los docentes, y no, a las políticas públicas que se ejecutaron desde el Estado.
Por ello, desde el SADOP no negamos la evaluación como parte del proceso educativo, sino que nos oponemos simplemente a un mecanismo de monitoreo inducido que propone reducir el proceso de enseñanza y aprendizaje a una medición estadística, utilizando como insumo pruebas estandarizadas que fueron concebidas como evaluaciones cerradas y desde allí pretenden establecer como verdades únicas resultados parciales o discrecionales en una instancia que en el hecho educativo se propone como complejo y multicausal.
Desestimamos la evaluación como un reparto de premios y castigos, una selección de "buenos, regulares y malos", o bien, un absolutismo jerarquizador, sino que creemos en ella como un desafío, una ayuda, tarea mucho más compleja y profunda que simplemente calificar. Rechazamos la evaluación que se reduce a un ejercicio de control y que da lugar a simples comparaciones, arbitrarias clasificaciones, jerarquizaciones e incluso discriminaciones.
Propiciamos la evaluación como acción fundamental de un proyecto educativo nacional, que vaya de la mano de las propuestas curriculares y no como una parcela aislada del mismo. Una evaluación que ayudes a diagnosticar, comprender y hasta mejorar la calidad de los procesos educativos.