Había una vez una escuela de cine, de las tantas que existen en la Argentina, que forman a los técnicos y a los cineastas que año a año ingresan al vasto campo audiovisual, comprendido por el cine, la televisión y el diseño multimedial.
En esa escuela de cine, un día y al improviso, ingresa un nuevo socio mayoritario, que supuestamente traería aires nuevos a la institución. Primero con reparo, pero con entusiasmo, los profesores vieron su ingreso al instituto con buenos ojos, creyendo que comenzaba una nueva etapa para la precaria situación laboral que se vivía hasta ese momento.
Lejos de ser una escuela modelo, y apoyada por un lado en la flexibilización laboral de los años ’90, y por el otro en la vocación de servicio de los profesores – quienes son fundamentalmente profesionales audiovisuales y no tomaban conciencia de su posición como docentes terciarios – la política académica y laboral de la institución fue durante muchos años el pago de todos los sueldos en negro, el no pago de las vacaciones, ni feriados, ni licencias por enfermedad, y “errores” administrativos como no convocar correctamente las mesas de examen, entre otros. Una situación asombrosa para una Institución Terciaria con título oficial en sus dos carreras.
La nueva administración en vez solucionar esa horrorosa situación, comenzó de a poco a profundizarla: el primer año manteniendo la precariedad laboral descripta y aumentando el “sueldo” en negro muy por debajo de la inflación real. Al año siguiente repitió la fórmula y utilizó el aumento de los docentes como una variable de ajuste, para mantener el margen de ganancia de la patronal, que debía ser constante y en aumento.
Ante este panorama, algunos profesores comenzaron a romper la barrera del miedo y a juntarse para cambiar la situación.
Allá por fines de 2010, se acercaron a SADOP buscando asesoramiento y respuesta a los interrogantes más básicos: ¿Puede un terciario pagar a los docentes en negro? ¿Cuál es el valor de la hora cátedra? ¿Corresponde cobrar los feriados, las licencias y los meses de verano? Ante cada respuesta de Sadop, los profesores entendieron que durante años habían “aportado” en forma simbólica a la Institución parte de su sueldo: la diferencia entre lo que les correspondía por ley – su sueldo, sus aportes, sus licencias – y lo que efectivamente cobraban año a año.
Rompiendo el miedo a perder el trabajo, con la convicción de comenzar el reclamo por algo justo y con el respaldo del Sindicato, los profesores se fueron juntando y charlando en los pasillos sobre las posibilidades reales de pelear por lo que les correspondía, la regularización del plantel docente según la ley.
Realizando un trabajo de hormiga, hablando con uno y cada uno de los colegas, en junio de 2011 se presentó la primera carta al dueño de la Escuela con la firma del 91% de los docentes, solicitando una reunión.
Como era de esperarse, el directivo trató por todos los medios de desunir al cuerpo docente, recriminando a los referentes de la protesta, injuriando al sindicato y finalmente utilizando la tan consabida frase “si los blanqueo tengo que cerrar la institución”. A pesar de ello, los docentes seguían organizados, se continuaban realizando reuniones periódicas entre ellos y con Sadop para evaluar estrategias en común, se fortalecía la comunicación interna para transparentar toda decisión y nunca se cortaban las vías de diálogo con la institución. Se tomaban en cuenta las opiniones de todos los compañeros, incluso de aquellos que al principio dudaban, entendiendo que la única forma de lograr la unidad en el objetivo propuesto es el consenso del cuerpo docente en las decisiones tomadas.
Mientras tanto desde Sadop se propiciaron denuncias en el Ministerio de Trabajo, que obligaban a la institución a ponerse en regla y negociar con el cuerpo docente ante cada audiencia de mediación.
Si bien los tiempos ministeriales fueron más largos que lo previsto, ello también favoreció a la toma de conciencia de la mayoría de los profesores, que ya a inicios de 2012, y con algunos logros obtenidos – el pago de feriados, enfermedad y licencias y la adecuación del valor de hora cátedra según la grilla salarial – irían por más: la efectivización del plantel por la totalidad de las horas cátedras y el pago de los meses de verano, real diferencia monetaria de los trabajadores docentes.
Comenzaron así nuevas negociaciones, con agravios por parte de la Institución a los referentes del reclamo y por el contrario con mucho respeto, pero con mucha convicción, de parte de éstos hacia la Institución. Fue así que en cada encuentro, con amenazas de “cerrar la institución” por un lado y de “utilizar herramientas legales más directas” por el otro, se fue avanzando en un pre-acuerdo.
En junio de 2012 el empeño, la paciencia y la perseverancia de los docentes, y el apoyo brindado por SADOP, rindió finalmente sus frutos, logrando un acuerdo por la regularización de una parte de las horas cátedras de cada docente, reconociendo de esta manera al plantel como trabajadores de una institución educativa privada, algo muy importante para los docentes, no solo por su valor simbólico, sino por lo que significó para la defensa de sus derechos.
A finales de 2012 más del 30% de los docentes estaban afiliados al SADOP, entendiendo que el respaldo sindical y la lucha colectiva es indispensable para lograr mejoras en las condiciones de trabajo.
Una de las lecciones más importantes para el cuerpo docente, hasta ese momento sin experiencia sindical, fue entender que en toda negociación laboral hay que tener paciencia e ir de a pequeños pasos, dejando a un costado apreciaciones personales y la ansiedad por “el todo” que nos caracteriza como seres humanos.
Con el amanecer de este año se sumaron nuevos colegas a participar activamente en reuniones y asambleas, se debatieron y discutieron las propuestas para llevar adelante durante el año, donde en primer lugar se encuentra garantizar el salario y el trabajo registrado, redoblar la apuesta de las horas blanqueadas y el pago de los meses de verano. Ante una nueva maniobra de la patronal por dividir al cuerpo docente, utilizando la ya consabida re-distribución horaria y la amenaza del cierre, negándose a pagar vergonzosamente una mínima diferencia salarial de $ 2 por hora cátedra, los docentes respondieron dando un paso hacia adelante, eligiendo a sus delegados gremiales afiliados a SADOP para dar un mensaje contundente: Diálogo con consenso y con respeto, pero con firmeza. Ni un paso atrás.
Culmina, por ahora, un capítulo en la lucha docente de esta Escuela de cine, que llevó más de dos años, pero que nos deja apreciar que, como sucede con los grandes cambios en la historia de la humanidad, todo comienza con la voluntad de las personas y su firme creencia en mejorar su situación laboral, su existencia, su entorno, su sociedad.
Si el miedo paraliza, hemos aprendido a movilizarnos.