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Nuestro horizonte y futuro dependen de las acciones políticas que se tomen en el presente

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La Ciudad de Buenos Aires continúa en un escenario epidemiológico de alarma sanitaria, con una tasa de incidencia superior a 500 casos por cada 100.000 habitantes, y un aumento de casos en niñes que lleva un acumulado de 14.642. Es imperativo que las autoridades porteñas abandonen su postura negacionista y tomen medidas para cuidar la salud y la vida de todxs lxs porteñxs, garantizando la continuidad pedagógica en la virtualidad. De no hacerlo, la carga continuará recayendo sobre les trabajadores de la educación. En este sentido, desde SADOP Capital apelamos a las autoridades propietarias de los establecimientos educativos para que contemplen la situación de lxs docentes que trabajan en sus escuelas y antepongan el cuidado de la salud y de la vida.  Negar la realidad y acatar sin cuestionamientos, nos hace cómplices del negacionismo y la inacción que ponen en riesgo a toda la comunidad de la Ciudad. No nos hagamos eco de las falsas contradicciones: la continuidad educativa jamás se ha suspendido como tampoco jamás nadie podría dejar de reconocer el valor de la presencialidad. El eje debe estar puesto en la educación y evaluar las distintas formas de acompañar a nuestrxs alumnxs ampliando las posibilidades de sus aprendizajes.

A nivel nacional alcanzamos las 20 millones de vacunas. Es necesario que este logro se acompañe con medidas de cuidado a nivel local para que no sigamos despidiendo a más compañerxs trabajadorxs en nuestras escuelas. En este sentido, es fundamental profundizar el plan de vacunación docente ampliando de forma urgente al grupo 5 que incluye a lxs docentes y no docentes de Educación Superior, Terciarios y  Universitarios. También cumplimentar la vacunación de lxs alumnxs que son población de riesgo.

Esta pandemia nos ha dejado en claro que es inaceptable que la salud pública no ocupe un lugar central en la gestión política. Y en consecuencia ha demostrado que esto mismo es lo que ocurre en el GCBA no sólo desde que se reconoció la crisis sanitaria por el COVID-19 sino desde mucho antes. No nos sorprende que Larreta no pueda hacerse cargo de gestionar los requerimientos y necesidades de los distintos sectores de la sociedad, familias, docencia, comerciantes, ante una situación de las magnitudes que estamos viviendo. No sorprende considerando que desde 2007, cuando llega el macrismo al Gobierno de la Ciudad, el presupuesto en salud y educación ha sido recortado sistemáticamente cada año.

El presupuesto de Educación de este año es el más bajo de los últimos nueve y se ubica también entre las más bajas de las asignaciones de todo el país. Sin creación de establecimientos educativos ni nuevas vacantes, hemos sufrido hasta desmantelamientos y subastas de jardines, que impactan además en el recorte del plantel docente, y hasta hemos visto cómo delegaron funciones de administración competentes al Estado en las cooperadoras escolares. También basta con recordar que un año antes de la pandemia, en 2019, se buscó concentrar 5 hospitales en 1, con su traslado al Hospital Muñiz, lo que nos obliga a pensar en lo que esto podría haber significado luego, para la saturación del sistema de salud público.

Lo que hoy vivimos es entonces, además, consecuencia de años de descuido de dos áreas innegociables de la vida de todes. La salud y la educación acarrean cuestiones estructurales que venimos denunciando desde hace mucho, pero que ante episodios críticos terminan por salir a la luz con más vigor y urgencia.

Pero ni así, ni ante la emergencia, el Jefe de Gobierno porteño ha tomado medidas para acompañar a lxs más vulneradxs: no han habido programas de apoyo frente a la contracción económica para comerciantes y pequeñas empresas, no habla de la desigualdad económica y social entre el norte y el sur de la Ciudad, no se hace cargo de dirigir la jurisdicción más rica del país y que sigamos sin tener resuelta la conectividad de niñes y jóvenes para que garantizar la continuidad pedagógica de todes, sin dejar afuera a quienes no disponen de los recursos económicos para el acceso a insumos tecnológicos que, en estos tiempos, es un derecho.

Se habla ahora de la disputa electoral y con mucha razón, ya que no debemos dejar que los objetivos partidarios o personales de algunos dirigentes, tiñan la discusión de fondo sobre qué sociedad queremos construir y qué proyecto político puede garantizarnos la vida digna y el bienestar que todes merecemos. En la Ciudad, el gobierno porteño ha demostrado, históricamente, ir en contra de esto: no es justo que se utilice un contexto de tanto dolor para manipular su imagen de cara a las elecciones. Los números y los hechos demuestran que la fragilidad a la que nos exponen hoy es parte de la misma desatención de nuestros sectores que vivimos desde siempre bajo sus políticas.

Nuevamente decimos: no nos sorprendamos del cinismo de este gobierno que no demuestra capacidad para gestionar la realidad que hoy nos acontece, utilizando a la comunidad educativa para enmascarar su desidia estatal estructural. Su desidia no es novedad, pero NO la naturalicemos nosotres, ni docentes, ni familias, ni empleadores: el dolor y la sensación de fragilidad que nos invaden hoy, llevándonos al límite de sentir que realmente es un sálvese quien pueda; podemos cuestionarlo. Que esto sea otra muestra del malestar de tantos años en la Ciudad, no es motivo para que lo sigamos aceptando como algo cotidiano.

Así como les docentes y trabajadores de la educación no hemos dejado de dar clases desde la primera etapa de confinamiento, así como les trabajadores de la salud han desempeñado su labor incansablemente, así como los miles de jóvenes están participando del plan de vacunación nacional, y así como cada une de nosotres puede aportar al cuidado de la salud de todes, desde su lugar; es en esta trama comunitaria que podemos, con empatía, trascender esta pandemia, repensando en qué sociedad queremos vivir. La pandemia nos atravesó a todos los sectores sociales, por eso, es ahora que debemos reforzar nuestra organización colectiva porque son las acciones y políticas de nuestro presente, las que definirán nuestro futuro.

López, Alejandra.          

Secretaria General.             

Sadop Capital Federal