Si partimos de la concepción de que la educación es un derecho fundamental y que es el Estado el encargado de garantizar el acceso y la permanencia a la misma; la Nueva Escuela Secundaria que se quiere aplicar en la Ciudad de Buenos Aires desde el Poder Ejecutivo y el Ministerio de Educación, está lejos de contemplar en primer término estas cuestiones que venimos denunciando a través de nuestro sindicato; lo que nos impulsa a sentar nuestra posición sobre los alcances del cumplimiento de una "norma" que cuestionamos desde nuestro rol docente por no hacernos partícipes en ninguna de las instancias previas de la elaboración del proyecto y que una vez aprobada pretenden que cumplamos.
Se nos hace tedioso recordar que la escuela implica un conjunto de actores involucrados en cada una de las instancias de enseñanza – aprendizaje, pero en el aula, en ese escenario cotidiano, alumnos y docentes construyen conocimientos, hacen historia, reflexionan acerca de su propio rol.
Esto claramente no aparece reflejado en los alcances de la reforma. Objetamos que en pos de la "calidad educativa" que no termina siendo tal, no se vislumbre que la Historia es importante para el desarrollo de la vida de las personas como la Psicología ha planteado, que la Filosofía nos permite aprender a reflexionar sobre nuestro lugar en el mundo y que la Geografía hace un importante aporte al respecto.
Ignorar convocar a la totalidad de la comunidad educativa a la elaboración de proyectos da como resultado que no se aplique efectivamente, por ejemplo la educación sexual integral como un eje transversal en las diferentes asignaturas, que los espacios edilicios y de transmisión pedagógicos no tengan en cuenta el acceso de alumnos y/ o profesores con discapacidad. Esto último debe ponerse en cuestión rápidamente e incorporado a una Nueva Escuela Secundaria que deberá ser Integral, Inclusiva y con una fuerte articulación entre la teoría y la práctica.